Desde hace varias semanas he estado investigando sobre un evento que hasta entonces no conocía, se trata del Bread & Butter Berlín, una feria de moda urbana y casual que surgió en el año 2001 ante la necesidad de crear un espacio en que los profesionales pudieran presentar sus colecciones, hacer contactos y darlos a conocer a distribuidores y medios. Pero no es solo una feria, desde mi punto de vista ha cobrado una nueva dimensión, se ha convertido en un festival de creatividad y moda, en una experiencia única que como afirma el directos de la feria Karl-Heinz Müller quiere ser algo "nuevo y revolucionario".
En sus primeras ediciones tuvo como sede la ciudad de Colonia y no fue hasta el año 2003 que se traslado a Berlín. Posteriormente se duplicó el evento, desarrollándose tanto en Berlín como en Barcelona, que es una capital mediterránea con el mismo espíritu urbano, cosmopolita y creativo que la sede principal. Desde hace años tomó como sede el aeropuerto de Berlin-Tempelhof, que ha multiplicado su repercusión y ha creado un escenario único para aumentar la espectacularidad de las acciones que desarrolla el B&B.
Un claro ejemplo de acción impactante y espectacular fue su última edición, en la que el aeropuerto de Tempelhof se convirtió en un territorio postapocalíptico, en una zona de catástrofe gracias a una performance de apertura que impactó a todo el mundo, con destrucción de coches y vandalismo incluído como si se tratate de una violenta revuelta callejera.
La revolución que pretende transmitir el Bread & Butter va más allá de la moda, es creatividad aplicada a la moda, pero también busca un grado de implicación con la sociedad no sólo a nivel ideológico, sino a nivel práctico, dado que posee un espacio solidario para colaborar a la educación y desarrollo de los huérfanos berlineses.
El Bread & Butter demuestra cada año que la moda ya no es solamente una industria de artificio y superficialidad, no sólo importa lo bien que siente o lo espectacular de uno u otro diseño; es mucho más.
Hoy por hoy, la moda y sus marcas han de implicarse con sus consumidores, con su público. La moda ha de entender nuestra forma de ser, hablar nuestro idioma y mirarnos a los ojos haciéndonos sentir seguros y especiales... El futuro: la moda con alma.